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jueves, 3 de noviembre de 2011

El poeta

Como suave bocado, deleite del alma y gusto infinito en los labios, la poesía de Tagore:

El alma del poeta danza y delira sobre la ola de la vida, entre el clamor de vientos
y mareas.
Y cuando el sol esconde su frente y el cielo entristecido cae sobre el mar como los
párpados sobre los ojos fatigados, el poeta, dejando su pluma y con la cabeza en la mano,
deja huir su pensamiento hacia el abismo del silencio, hacia la niebla del eterno secreto.

ºººººººººººººº

La madre canta

Cuando te traigo juguetes de colores, niño mío, entiendo el tornasol del agua y de la nube y entiendo por qué
un hada pinta las flores por la noche y entiendo el arco-iris sobre el campo
y el nácar en la playa de la luna: cuando te doy juguetes de colores.
Cuando canto para que bailes, mi niño, sé por qué la música plateada del viento entre las
ramas y el coro de las olas alrededor del mundo y la cadencia de la luz sobre las hojas: cuando
canto para que tú bailes.
Cuando en tus pequeñas manos ávidas pongo dulces y golosinas, comprendo para qué la miel
en el cáliz de la flor y para qué la savia azucarada que en secreto madura la fruta, como el amor
un corazón: cuando pongo dulces y golosinas en tus pequeñas manos ávidas.
Cuando abrazo tu cara de jazmín y canela para hacerte sonreír, mi niñito querido, comprendo la dicha que se extiende
por el cielo límpido de la mañana y la delicia en que la
brisa de verano envuelve mi cuerpo y la onda del trigal al medio día: cuando te abrazo para que sonrías.


ººººººººººº

El río

Cae el día. La luz cede ante el pecho de la sombra. Es tiempo de que vaya
al río para llenar mi cántaro.
El rumor del agua me llama por el aire como una fresca voz aleteante.
Iré al río por el crepúsculo melancólico. El viento se levanta, único pasajero
por el camino solitario. Un largo estremecimiento se desliza sobre el agua.
Voy hacia el río y no sé si llegaré. Tampoco sé si volveré. Me invade una vaga
ansiedad... Quizá tenga de pronto un encuentro imprevisto... A lo lejos,
en su barca, un hombre desconocido toca su laúd.

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